El camino hacia la creatividad

Dicen que una vez, un ciego estaba sentado en un andén, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: “POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”.

Un ciudadano que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde, el ciudadano volvió donde el ciego y notó que su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó qué había puesto de nuevo en su cartel. El transeúnte le contestó “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero desde otra perspectiva”, sonrió y siguió su camino. El nuevo cartel decía: “ES PRIMAVERA… Y NO PUEDO VERLA”.

La creatividad es la capacidad de producir cosas nuevas y valiosas, es la habilidad para llegar a conclusiones  diversas y resolver problemas de una forma original.

Ken Robinson, experto en el campo de la educación y la creatividad, dice de ésta que es el proceso mediante el cual se generan ideas originales que agregan valor, y que para lograr esto se requiere desarrollar el talento de los niños desde que están en el colegio.

El gran error consiste en que la educación tradicional se basa en hacer a los menores muy conscientes de los resultados y de las formas de llegar a él, pero dentro de un sistema que los cuadricula y sesga sus ideas. La creatividad es una respuesta natural del niño a su entorno, una manera de interactuar con el mundo que le rodea. Cuando se le impide desarrollar su creatividad, también se le impide desarrollar su autoestima.

A muchos de nosotros nos vendieron la idea de que la creatividad es necesaria sólo para cierto tipo de profesionales: aquellos que se desempeñan en el campo del diseño gráfico, la publicidad, la música y las artes. Terrible paradigma.

La gran verdad es que cada día las grandes empresas y organizaciones están requiriendo más y más gente creativa para el desarrollo de soluciones. En este sentido, es insuficiente tener buenos productos, buena imagen y buen marketing. Hay que ir más allá. Es necesario que todas las personas de la organización sean creativas, que aporten sus ideas y alternativas para la mejora de su entorno de trabajo y que den sugerencias al plan estratégico de la organización.

Para ser creativo, lo único que se debe tener es la capacidad de permitir equivocarse. Claro está, sin que esto quiera decir que es necesario concentrarse en equivocarse ni darle la orden al inconsciente de que se equivoque, sino estando en total disposición de aprender del error.

Con base en lo anterior, reflexione acerca de estos 2 axiomas:

1. Si no está cometiendo errores, es probable que no esté haciendo NADA.

2. No hay nada más fértil para las ideas innovadoras que una mente abierta.

Por último, recuerde que cuando aplicamos todo el conocimiento que hemos adquirido teóricamente, somos creativos. Y hay personas que pueden llegar a ser más creativas que otras. ¿Qué hace que esto sea así? La inexistencia de temor a equivocarse, la persistencia en función de lograr el resultado deseado, el deseo de generar valor de manera colectiva y el no miedo al fracaso.

Así que deje que su mente y su inconsciente le muestren el sinfín de posibilidades y de soluciones que existen frente a un problema. Haga un barrido de todas sus creencias limitantes y demuéstrese a usted mismo que no existe nada que pueda interponerse en su camino hacia el éxito.

Ricardo Gómez.

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