jueves, 28 de julio de 2011

¿Palabras mal dichas o mal interpretadas?

“No hay espejo que mejor refleje
la imagen del hombre que sus palabras”.
Juan Luis Vives

Hace algunos días me encontraba desayunando con mi madre y, por cosas de la vida, terminamos conversando acerca de una situación familiar. Yo le reclamé por algo que mencionó y ella me respondió diciendo “No hay palabras mal dichas, sino mal interpretadas”.

En el contexto que venimos manejando, el cual hace referencia a que cada uno de nosotros es responsable de sus resultados y que el mapa mental de cada quien es único e irrepetible, esta frase pierde todo su sentido. Nunca se debe delegar a la contraparte la responsabilidad de interpretar bien.

Paradójicamente, en nuestro siglo  la innovación tecnológica ha facilitado la velocidad  y el alcance de las comunicaciones; sin embargo, ha provocado también el que la gente se preocupe más por el medio que por el mensaje en sí. 

En todos los ámbitos de nuestra vida, una comunicación eficaz favorece el trabajo en equipo, el logro de los objetivos de forma contundente, evita los malentendidos y los daños en las relaciones interpersonales.

En mi proceso de aprender a escuchar a las personas, requisito para ser un buen coach, me he dado cuenta de que no hay cabida para frases como esta, pues desde esa perspectiva se emite un concepto desde lo negativa que pueda ser la interpretación. La intención comunicativa es el objetivo que perseguimos cuando hablamos, escribimos o emitimos algún mensaje.

Es por ello que resulta muy importante verificar, antes de decirlas, si nuestras palabras van en dirección a la intención que se tiene o no, pues si lo que se quiere es tener un resultado de comunicación bueno, es muy importante ser muy claros y contundentes a la hora de entablar un diálogo concreto.

Y no crea que esta es una tarea sólo para usted. Hasta aquellas personas con extraordinarias dotes para la comunicación les conviene formarse para ejercer como efectivos transmisores de información. Muchos ejecutivos confiesan que tienen miedo a relacionarse con los medios de comunicación porque estos últimos ’tergiversan sus palabras’ ¿Será verdad?

 ¿Por qué no evitar echarle la culpa a los demás y optimizar el proceso comunicativo teniendo claro el mensaje, transmitiendo organizadamente la información, preparando las respuestas a posibles preguntas, resumiendo conceptos y definiendo los objetivos del mensaje?

Lo importante es siempre intencionar antes de comunicar. Al hacerlo, inmediatamente se está instalando los filtros pertinentes en la contraparte para que las palabras lleguen como deben llegar. 

La comunicación implica respeto, y con esto no quiero decir que se deba estar de acuerdo con todo lo que nuestro interlocutor diga, sino que es necesario evitar hacer juicios de valor que indispongan a la otra persona. 

Por último, recuerde que nadie nace aprendido y un líder debe saber comunicar. Trabajando profesionalmente en ello será posible que usted consiga sus resultados extraordinarios.

Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a ricardo.gomez@en-vivo.co cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar para lograr lo que quiere.

martes, 26 de julio de 2011

¡Aprendiendo a decidir por y para usted!

Hoy voy a dar inicio a este artículo con una pregunta muy puntual para usted: ¿Alguna vez ha sentido que debería o podría estar realizando una actividad diferente a la que desempeña día a día, para estar más feliz o simplemente para lograr sus sueños? En un artículo anterior hablé de la congruencia como la sincronía entre lo que he programado, hablado y actuado, y lo que siempre he querido tener, hacer y ser en la vida. Cuando alguna de las anteriores se encuentra apuntando en una dirección diferente a la de mi objetivo real, estoy siendo incongruente.

La incongruencia es un estado de división interior, de indiferencia y pasividad. “Quiero, pero...” Es como si dos personas halaran de nosotros en dos direcciones. Diferentes partes internas luchan por sobrevivir y cada una tiene su intención positiva. Esto produce un bajo rendimiento en el trabajo, en las relaciones personales y como resultado tenemos efectos nocivos. No hay energía ni dirección para lograr el objetivo.

¿Cómo se manifiesta la incongruencia? Cuando experimento una sensación de duda o miedo respecto a lo que hago y pienso. Ésta es una lucha interna que no termina porque las diferentes partes están en constante conflicto, generando autosabotaje, inconsistencias, justificaciones inútiles y autoengaño.

Por lo general, las personas toman decisiones clave en sus vidas dudando de si el resultado que van a obtener al final es el esperado; y al abrir la posibilidad de que aquel resultado no se dé por alguna razón, el inconsciente hará todo lo posible para que esa segunda opción se cumpla.

Cuando usted vaya a tomar una decisión y no tenga señales claras de certeza, sino de angustia y duda, le sugiero haga lo siguiente: Asuma una tercera posición haciendo el papel de una persona que es experta en el tema sobre el cual usted está decidiendo.

Hágale buenas preguntas a ese ‘experto’, de tal manera que las respuestas que logre estén encaminadas a encontrar la alineación directa con el resultado deseado. Algunos ejemplos de ellas son: ¿Está seguro de lo que quiere?, ¿Cómo se siente tomando esa decisión?, ¿Cuáles son las ganancias que obtendrá al tomar tal decisión?, ¿Cuáles son sus señales de certeza en este momento?, ¿Existe miedo o duda?

Todas estas preguntas que estoy sugiriendo son simplemente para que usted las tenga en cuenta en el momento de asumir una tercera posición. Una vez calibre las respuestas que usted le da a ese ‘experto’, se dará cuenta de cuál es su estado actual frente a la decisión que debe tomar.

Si al finalizar la ronda de preguntas se da cuenta de que existe duda o miedo, reevalúe las otras posibilidades que tiene para lograr el resultado deseado con otra opción diferente. Ponga a su ‘vocecita interior’ o ‘loca de la casa’ a ayudarle a resolver esas preguntas, diferente a acentuar el miedo.

Para librarse de la incongruencia es importante averiguar cuáles son sus prioridades, sus valores, principios y creencias; y a su vez, aclarar sus intenciones verdaderas: ¿dejar de fumar o sólo bajarle? ¿Seguir con el mismo trabajo aburrido para tener un ingreso o buscar algo que le entusiasme y pueda desarrollarse congruentemente? ¿Seguir como está, aunque le cause angustia, ansiedad, enojo, agresividad y los problemas de salud correspondientes o aprender a trabajar con calma, a resolver las situaciones que se van presentando para lograr un equilibrio con todos sus recursos positivos?

La congruencia es un estado fantástico en el que no hay conflicto entre los diversos deseos u oportunidades, no hay que tomar decisiones, ni considerar diferentes alternativas, ni otra cosa que hacer. 

Recuerde que lo más importante es sentirse bien con usted mismo. Si considera que no está en equilibrio, deténgase y analice su situación. Después de analizarlo, tome acción y busque ser congruente con sus principios, sus pensamientos y sus acciones. Verá lo fácil que es sentirse bien y lograr mejores resultados en cualquier cosa que intente.

Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a ricardo@evolvo.info y cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar o pensar en sus resultados extraordinarios. Le responderemos con múltiples opciones para que usted logre lo que quiere.

miércoles, 20 de julio de 2011

¿Definiendo su propósito de vida?

Siempre he creído que una de las principales responsabilidades que ha de tener un coach respecto a su coachee (entrenado) es poderle garantizar que está formulando un excelente objetivo respecto a su propósito de vida.

Cuando alguien se me ha acercado queriendo capacitarse para ser coach - porque cree sentir la necesidad de estar generándole valor a otros, de querer ayudar a orientar caminos, posiciones y situaciones en donde a los demás les vaya bien - le pregunto si está seguro de que ese será su propósito de vida, el de ayudar a otros a través del coaching.

En múltiples ocasiones he recibido respuestas contundentes: Sí. Con la claridad y seguridad que ese sí lleva consigo mismo, en otras la duda aparece y aparece porque la persona no ha definido su propósito y las ganancias que va a obtener. Cuando usted logra definir muy bien su propósito de vida está definiendo lo que quiere ser, hacer y tener.

Cuando la gente duda de lo que debería hacer, el papel del coach es ayudarle a establecer diferentes posibilidades para saber si lo que está decidiendo está alineado con lo que realmente quiere ser o hacer en su vida.

Pregúntese si lo que está haciendo ahora en verdad apunta a lo que quiere ser, hacer y tener. Porque puede que esté haciendo las cosas apuntando a lo que quiere hacer y tener, pero nunca a lo que quiere ser, que es la principal razón por la cual existe.

Una vez usted encuentre una respuesta positiva, afiance todas las maneras posibles y las habilidades a desarrollar. Es así como va a encontrarse con personas que han decidido ser lo que quieren ser y han actuado al respecto.

Notará que esas personas tienen un semblante diferente al de aquellas personas que por alguna razón de la vida decidieron ser y hacer lo que no querían.

Aquellos que se quejan buena parte del día, que critican el entorno y destruyen valor son personas que decidieron ser lo que no quieren ser, dedicarse a las cosas que no les gustan por obtener una ganancia secundaria.

Hace algunos meses leí un artículo titulado “Latinoamérica debe dejar la mentalidad conformista”. En él, Shakira comentaba su visión acerca de la pobreza. Aseguraba que “es mentira que el que nace pobre, tiene que morir pobre”. Además, que la motivaba mucho los retos de probarse como artista, de ser buena todos los días, no sólo por el cheque que le pagan.

Siempre he creído que en el mundo existe más gente incongruente que congruente. Todas aquellas personas que decidieron vivir en la pobreza, decidieron hacerlo porque de alguna u otra manera están incongruentes. Y no me refiero a la pobreza material, sino a la pobreza mental.

Hay un dicho popular que dice “por la plata baila el perro”. No se convierta en uno de ellos. Evite tomar decisiones en donde la única motivación de actuar sea ganarse una plata, eso sólo evidenciará su incongruencia.

Cuando tome una decisión piense que lo que va a hacer es absolutamente agradable, generador de valor para usted y para la gente que lo rodea. Una vez logre pensar y actuar de esa manera, sus riquezas y ganancias se incrementarán.

Recuerde que un propósito de vida bien definido y unos objetivos bien estructurados y alienados, no tienen pierde. Siempre se van a alcanzar.

Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a
ricardo@evolvo.info cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar o pensar en sus resultados extraordinarios. Le responderemos con múltiples opciones para que usted logre lo que quiere.

viernes, 15 de julio de 2011

La importancia de ser específico

No sé si sea un fenómeno internacional pero si nacional, la actitud de no ser específicos a la hora de pedir algo. Típicamente los latinoamericanos dejamos abiertos ciertos temas para que los cierre la interpretación del otro.

Hay un pasaje muy interesante en la Biblia que hace hincapié en la importancia de ser específicos y directos a la hora de pedir algo. Un aparte de la Carta del Apóstol Santiago señala: “No tenéis porque no pedís. Pedís y no recibís, y esto es porque pedís mal”.

Entonces pienso ¿cuántas parejas tendrían una muy buena relación si la comunicación fuera directa y específica? y ¿cómo se beneficiaría usted si su comunicación estuviera orientada a decir específicamente lo que quiere ser, hacer y tener sin dar rodeos?

Lo anterior, en un contexto de coaching con Programación Neurolingüística puede llegar a funcionar si está queriendo que el inconsciente del otro ejecute una acción o logre un resultado determinado. Sin embargo, entre más específica sea su forma de comunicarse con otros, mejores son los resultados que va obtener.

Entre menos le dé pie al otro de interpretar lo que él quiere interpretar, diferente a lo que usted quiere que interprete, muchísimo mejor.

A pesar de que usted haya leído la misma frase, vivido las mismas experiencias o escuchado la misma canción que la otra persona, su interpretación nunca será igual a la de él o ella. Por eso es bien importante que usted sea específico en formular lo que quiere en su vida.

Alguna vez le ha pasado que usted ha invitado a su pareja, a un amigo(a) o un miembro de su familia a almorzar o a algún plan específico y luego de preguntar ¿qué quieres hacer? ha escuchado la frase “lo que tú quieras”. Al ser su pregunta tan abierta, la respuesta del otro va a ser igual de abierta.

Cuando uno responde una pregunta así de abierta se atiene al resultado o a la consecuencia de la acción que se ejecute. Sin embargo, cuando usted es más específico y pregunta ¿quieres ir a cine?, ¿quieres ir a comer algo? o ¿quieres que vayamos a caminar a un parque? y la persona dice sí o no, los resultados son totalmente diferentes.

Por lo general, y es mi opinión personal, las mujeres tienen la tendencia inconsciente de que los hombres adivinen que están pensando y su forma de comunicación está orientada bajo esa directriz.

Usted no puede formular un plan de acción, un plan estratégico o de actividades, sin tener claro qué es lo que quiere lograr y cuál es la primera acción a ejecutar.

Tampoco puede estar armando su plan en la vida pensando en que Dios proveerá. Usted debe dar los pasos necesarios para obtener lo que quiere también. Muy bien lo dice un aparte del Evangelio de Mateo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá”.

Nunca deje abierto un resultado de tal manera que cualquier cosa que llegue pueda ser una opción para usted. Debe ser muy específico a la hora de preguntar y responder. Las personas que no responden directamente lo que se les está preguntando y empiezan a dar vueltas, camuflan su inseguridad o su intención de tener la razón sobre la pregunta con la respuesta no específica.

Cuando usted no entienda algo siéntase tranquilo de volver a preguntar, en lugar de estar respondiendo cosas que están totalmente desorientadas con respecto a lo que se pregunta.

Escuche muy bien, sea específico en la comunicación con su inconsciente y defínale lo más detalladamente posible lo que usted quiere para que él se encargue de encontrar los cómos respectivos.

Cuando comunique, verifique que el resultado de la comunicación sea igual a su intención. De lo contrario, está comunicando mal. Concéntrese en lo que realmente quiere que pase en su vida para que no se conforme con cualquier cosa.

Ricardo Gómez.

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miércoles, 13 de julio de 2011

¡Deje atrás los PEROS!

Típicamente cuando he asistido a una reunión de trabajo y he tratado de proponer nuevas ideas o he escuchado a otros intentar hacerlo, una buena parte de los asistentes a la misma aseguran que las ideas son buenas, pueden llegar a ser viables y aparecen los PEROS.

Hay una frase de Henry Ford, el fundador de la compañía de automóviles que lleva su apellido, en la que señala que “la mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”.

Ese tipo de personas que señala Ford en su frase, no superan la barrera del pero después de decirlo. Le ponen trabas a todo y no proponen soluciones eficaces para resolver problemas. Algunos suelen decir la situación real y siempre la terminan con un gran PERO.

Comúnmente utilizan frases como “el día está bonito pero me robaron” y no oraciones como “la movilidad en Bogotá es un desastre pero me fue bien”. Fíjese que en estas dos frases la utilización del pero es totalmente diferente.

Mientras que en la primera oración, lo que viene después del pero anula totalmente la primera parte de la frase, es decir elimina lo positivo haciendo énfasis en lo negativo de la misma. En la segunda oración sucede todo lo contrario.

Poner un pero después de una frase negativa, realza lo positivo eliminando por completo lo negativo. Luego entonces, poner un pero no está mal todo el tiempo, significa que usted tiene que saberlo utilizar.

Cuando usted quiera poner un pero, como dije anteriormente, le sugiero que lo ponga después de la primera parte de la frase (negativa) para que se resalte lo positivo de ella. Una segunda opción es que reemplace por completo el pero por la y. Aquella letra significa sumar, adjuntar y unir, nunca eliminar.

Mentalmente cuando usted reemplaza el pero por la y, su inconsciente no anulará la primer parte de la frase sino que la mantendrá intacta. Es así como su inconsciente tendrá en cuenta con la misma importancia, las dos intenciones que usted tiene con la frase.

Por ejemplo, si usted va a retroalimentar a un empleado y le dice “no me gustó que hayas llegado tarde y estoy contento con tus resultados en esta empresa”, el cambio va a ser totalmente notable.

Otra sugerencia que le hago es que si le es imposible cambiar el pero por la y, usted puede usar la palabra aunque. Ese término también le dejará a su inconsciente esa sensación de no eliminar totalmente la primera parte de la frase como lo haría un pero.

Al ser el pero una muletilla tan arraigada en su forma de comunicarse con los demás, inconscientemente usted va a seguirla manejando. Lo invito a que la evite por completo y si no logra hacerlo haga uso de la ‘y’ y aunque.

Lo bueno es que después de leer este artículo, usted se dará cuenta en qué momento realmente está poniendo peros que no dañan para nada el contexto y cuando se vuelven una piedra en el zapato durante los procesos de solución.

Va a empezar a ser más consciente de sus peros, lograr mejores resultados haciendo los ajustes pertinentes, siendo propositivo, retroalimentando mejor y agregando cada vez más valor a otros cuando habla.

Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a
ricardo@evolvo.info
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sábado, 9 de julio de 2011

“No es valiente el que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo”: Mandela

Hace algún tiempo leí una frase en Facebook que decía: “el miedo se puede curar”, me pareció terrible. No sé a quién se le puede ocurrir que el miedo sea una enfermedad y aún más que se pueda curar.

El miedo es un mecanismo de defensa inherente a todos los seres vivos. Nuestro inconsciente está exclusivamente diseñado para mantener la integridad del sistema y el miedo es una de las señales que el inconsciente emite para darnos la sensación de riesgo.

El temor que podemos llegar a sentir no es más que la anticipación de un dolor. Por ejemplo, cuando usted decide actuar en función de lograr un objetivo y piensa que esa acción le puede producir un dolor, inmediatamente generará una sensación de miedo.

Cada vez que usted tome una decisión y actúe en función de lograr un objetivo, el miedo siempre va a estar presente. Éste se acrecentará aún más cuando su objetivo principal le implique salir de una zona cómoda, es decir, de su propio confort.

Recuerde que sus miedos son proporcionales al tamaño de sus objetivos. Es decir, si su objetivo es absolutamente extraordinario es normal que sus miedos sean mayores.

Cuando usted no tiene claras las ganancias al abordar un nuevo proyecto en su vida, su inconsciente va a generar sensaciones de miedo muy fuertes para evitar dolores. Si por el contrario, usted está enfocado en el resultado que quiere, está absolutamente alineado y es congruente con sus ganancias, sus dolores van a disminuir.

Recuerde que sus miedos siempre lo protegerán. Cuando usted va a salir a la calle y siente miedo de que alguien le haga daño o que algo en el entorno le afecte, caminar con la sensación de miedo es totalmente normal, pues cuando su inconsciente sale de una zona conocida inmediatamente genera sensaciones de miedo para evitar que esa acción sea ejecutada.

El miedo nunca se curará porque no es una enfermedad. El miedo se controla y se reencuadra. Si usted quiere lograr un resultado extraordinario actúe a pesar de sus miedos. Así le dará un mensaje contundente a su inconsciente y sus miedos empezarán a cambiar tornándose más débiles.


Hay una frase en la película 'Rocky V' en la que su protagonista dice que “el miedo es el mejor amigo de un boxeador. No hay nada de qué avergonzarse. El miedo te mantiene vivo, te mantiene despierto, te hace sobrevivir. Debes aprender a controlarlo porque el miedo es como ese fuego que está quemándonos por dentro. Si lo controlas te calentará pero si no lo haces te quemará y quemará todo lo que te rodea".

No se deje ganar por sus miedos. Russell aseguraba que la experiencia de superarlo es increíblemente deliciosa. No lo piense más… nadie ha llegado a la meta sin dar el primer paso.


Ricardo Gómez.

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jueves, 7 de julio de 2011

El respeto es la base de los buenos resultados

¿Qué sería de la suerte de hombres como Steve Jobs, Bill Gates, Warren Buffett, Lee Bollinger y Ted Turner si se creyeran mejor que los demás? Antes de ser magnates, exitosos ejecutivos y laureados con el Nobel, algunos de estos hombres fueron rechazados por la universidad o se vieron en la obligación de dejarla por falta de recursos.

Desafortunadamente en nuestro contexto nos han enseñado que el mundo es jerárquico por naturaleza. Tenemos la falsa creencia que el que tiene más dinero o más títulos universitarios vale mucho más que el que no los tiene.

En su célebre discurso en la Universidad de Stanford en 2005, Steve Jobs, presidente de Apple, aseguró que eso era lo más cercano que había estado de una graduación. Por su parte, Bill Gates abandonó Harvard en 1975 para fundar Microsoft, 32 años después recibió un título por parte de esa institución por su filantropía y trayectoria como empresario.

Ted Turner, fundador de CNN dejó la Universidad de Brown luego de que su padre dejara de pagar la matrícula. Años más tarde su antigua universidad le otorgó un grado universitario. “Todo lo que hice lo logré sin un título universitario, y aunque es mejor tener uno, usted puede tener éxito sin un diploma”, aseguró en una entrevista en The Wall Street Journal.

Luego de conocer estas historias, ¿aún cree que el que tiene más dinero o más estudio vale más? Recuerde que sus relaciones deben ser de absoluta igualdad. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano señala que todos los hombres nacen libres e iguales. Puede que unos tengan o hagan más cosas que otros pero nunca serán más o menos que otros.

Cuando usted esté buscando resultados extraordinarios y requiera interactuar con otros tenga en cuenta varias cosas. Primero, respete la integridad de la otra persona, es decir, sus creencias, costumbres, valores, emociones, formas de pensar y actuar. Segundo, siéntase igual a la otra persona y piense que es exactamente similar a usted como ser humano con sus defectos y virtudes.

Puede que en su entorno usted no se logre identificar con alguien por múltiples razones. Si esa persona no está alineada con usted o agrede su sistema de creencias y valores es su decisión aceptarla o no. Lo que nunca debe hacer es juzgarla emitiendo juicios de valor que pueden llegar a ofenderla o lastimarla.

Evitando emitir ese tipo de juicios, usted demostrará un total respeto por el otro tomando la decisión adecuada sin que la otra persona se vea afectada.

En la medida en la que usted respete la integridad del otro, se vea igual a esa persona y no emita juicios de valor, sus resultados a través de otros siempre serán contundentes y extraordinarios.

Ricardo Gómez.

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lunes, 4 de julio de 2011

¡Dé el 100% siempre!

Ramona Rubio Herrera, catedrática de la Universidad de Granada asegura que hablar de la vida es hablar del tiempo. Según ella, cuando envejecemos el tiempo se vuelve más personal y por primera vez tenemos la libertad de seleccionar cómo lo distribuimos día a día para dar sentido a nuestra vida, sentido por primera vez libre de la presión social o laboral.

En mi experiencia como coach he visto cómo la mayoría de las personas, incluso la gente que he entrenado, dedica un alto porcentaje de sus recurso, incluido su tiempo, al trabajo,
descuidando muchas veces otras áreas de la vida como la pareja, la familia, el ocio, la salud, la educación y otros campos que son igual de importantes.

Las personas que trabajan en exceso lo hacen por múltiples razones. Bien sea porque les toca, por alguno compromiso adquirido, porque dejaron acumular tareas sencillas y les encanta la sensación de estar “ocupados” o porque definitivamente consideran que es la única opción que tienen para poder sostener la calidad de vida que desean.

Sin embargo, creyendo que están haciendo mucho no se dan cuenta de que sólo le dedican cerca de un 60 ó 70 por ciento de su tiempo al trabajo, jamás el 100. Si dieran el 100% en los momentos claves de su trabajo, los resultados serían totalmente diferentes y mucho más eficientes.

Comúnmente las personas se obsesionan tanto con el trabajo por la remuneración que reciben, que son capaces de hacer “cualquier cosa”, así no les apasione. Tienen la falsa creencia de que “trabajar, trabajar y trabajar” los va a llevar a tener un mayor ingreso con el cual podrán mejorar su calidad de vida.

Creen que trabajando en exceso están dando siempre el 100 por ciento. Almuerzan en la oficina, centran todas sus actividades en el trabajo, sufren de estrés y jamás se toman un corto descanso en algún momento del día. Llegan directo a la cama a dormir poco para iniciar la misma jornada al día siguiente. Es más, consideran que tomarse 5 minutos de descanso o tomarse tiempo para dedicarle a otras áreas de la vida no es tan importante y lo sienten como una forma de “perder el tiempo” o “robarle tiempo al trabajo. Los tiempos de descanso, son para eso: para el descanso. Dedíquele sus recursos con el mismo nivel de intensidad que usted le dedica al trabajo.

¿Por qué cree usted que pasa esto? Simplemente sucede porque algunas personas consideran importante solamente aquellas actividades que están ligadas a la generación de ingresos directamente. Lo demás, es muy poco importante o no genera valor alguno.

De ahora en adelante dedíquele el 100 por ciento de sus recursos a cada una de las cosas que hace en el día y verá como convirtiéndolo en un hábito redundará en el logro inmediato de sus resultados. Cualquier actividad que usted realice en su vida, requiere de parte suya que le dedique el 100% de los recursos.

Cuando almuerce, por ejemplo, dedíquele todos los recursos a disfrutar la comida, agradézcala, vívala, siéntala. Si está hablando con alguien por teléfono, dedíquele todos sus recursos a esa llamada. A esa persona. Así sea para decirle que se encuentra ocupado y que le retornará la llamada más tarde.

Hay quienes sacrifican sueño por considerarlo menos importante que el trabajo. Otros sacrifican tiempo con los seres más allegados por la misma razón. Señores, el trabajo es apenas un pedazo de la torta. Los otros pedazos cuentan exactamente con el mismo nivel de importancia para su inconsciente. A cada uno de esos pedazos, dedíqueles el cien. Tenga en cuenta lo siguiente: si usted da el cien siempre, usted recibirá el cien siempre. Entre más valor entregue a otros, mayor abundancia usted tendrá.

Lo invito a que haga un balance entre todas las cosas que hace para que reparta sus cargas equitativamente. No espere llegar a la vejez para tomar la decisión de cambiar.

Ricardo Gómez.

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sábado, 2 de julio de 2011

¡Usted no es menos que nadie!

Hace algún tiempo vi un capítulo en Los Simpsons en el que Homero escuchaba en la radio que la nueva expectativa de vida de los hombres era de 76 años y no mayor como imaginaba. Había desperdiciado más de la mitad de su vida inútilmente.

En un intento por animarlo, su familia le mostraba en un viejo proyector sus actuaciones memorables. Cuando el proyector de cine se incendia, Lisa le cuenta a su padre que ese aparato fue un invento de Thomas Alva Edison, al igual que otros. Homero decide aprender más sobre él hasta el punto de idolatrarlo.


“A mi edad Edison ya había conseguido 203 inventos... tengo que trabajar a fondo para darle alcance”, se dice a sí mismo. Después de una semana de fallidos intentos, Homero ha desarrollado una alarma que suena cada tres segundos, una escopeta que dispara maquillaje, una silla-inodoro, un martillo eléctrico y una silla de madera con dos patas posteriores unidas por dos bisagras, que le impiden caerse hacia atrás.

Más tarde se sorprende al observar que en un afiche Edison aparece sentado en una silla idéntica a la que acaba de inventar. Lleno de rabia decide ir al “Museo Edison” a destruir la silla para apropiarse de la idea.

Ya al interior del Museo y a punto de destruirla se da cuenta que Edison era idéntico a él. Había vivido a la sombra de otro genio: Leonado Da Vinci. Los dos habían experimentado las mismas frustraciones y angustias, siendo unos soñadores que habían puesto sus aspiraciones muy alto.

Durante toda su vida Edison se comparó con Da Vinci, tal como Homero lo hacía con Edison. Al igual que ellos, usted en algún momento de su vida ha experimentado comparaciones continuas. La mayoría de las veces ha encontrado personas que hacen las cosas mejor o peor que usted. Sin embargo, este tipo de comparaciones no le ofrecen nada, sirven solamente para que usted alimente su ego y argumente que tiene la razón.

Nunca se compare con otros sintiéndose menos que ellos. Usted no es menos que nadie. Modélelos, reconozca que están haciendo un trabajo mejor que usted e imítelos. Piense que esas personas en algún momento estuvieron en la misma situación que usted.

Recuerde que no se trata de una competencia, se trata simplemente de encontrar modelos que le permitan lograr resultados extraordinarios copiando sus mejores formas.

Existen personas que nunca están diciendo si son mejores o peores que otras. Son compulsivas generadoras de valor y extremadamente exitosas, que cuando se comparan con otros sólo lo hacen para aprender de ellos.

Ricardo Gómez.

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