jueves, 28 de julio de 2011

¿Palabras mal dichas o mal interpretadas?

“No hay espejo que mejor refleje
la imagen del hombre que sus palabras”.
Juan Luis Vives

Hace algunos días me encontraba desayunando con mi madre y, por cosas de la vida, terminamos conversando acerca de una situación familiar. Yo le reclamé por algo que mencionó y ella me respondió diciendo “No hay palabras mal dichas, sino mal interpretadas”.

En el contexto que venimos manejando, el cual hace referencia a que cada uno de nosotros es responsable de sus resultados y que el mapa mental de cada quien es único e irrepetible, esta frase pierde todo su sentido. Nunca se debe delegar a la contraparte la responsabilidad de interpretar bien.

Paradójicamente, en nuestro siglo  la innovación tecnológica ha facilitado la velocidad  y el alcance de las comunicaciones; sin embargo, ha provocado también el que la gente se preocupe más por el medio que por el mensaje en sí. 

En todos los ámbitos de nuestra vida, una comunicación eficaz favorece el trabajo en equipo, el logro de los objetivos de forma contundente, evita los malentendidos y los daños en las relaciones interpersonales.

En mi proceso de aprender a escuchar a las personas, requisito para ser un buen coach, me he dado cuenta de que no hay cabida para frases como esta, pues desde esa perspectiva se emite un concepto desde lo negativa que pueda ser la interpretación. La intención comunicativa es el objetivo que perseguimos cuando hablamos, escribimos o emitimos algún mensaje.

Es por ello que resulta muy importante verificar, antes de decirlas, si nuestras palabras van en dirección a la intención que se tiene o no, pues si lo que se quiere es tener un resultado de comunicación bueno, es muy importante ser muy claros y contundentes a la hora de entablar un diálogo concreto.

Y no crea que esta es una tarea sólo para usted. Hasta aquellas personas con extraordinarias dotes para la comunicación les conviene formarse para ejercer como efectivos transmisores de información. Muchos ejecutivos confiesan que tienen miedo a relacionarse con los medios de comunicación porque estos últimos ’tergiversan sus palabras’ ¿Será verdad?

 ¿Por qué no evitar echarle la culpa a los demás y optimizar el proceso comunicativo teniendo claro el mensaje, transmitiendo organizadamente la información, preparando las respuestas a posibles preguntas, resumiendo conceptos y definiendo los objetivos del mensaje?

Lo importante es siempre intencionar antes de comunicar. Al hacerlo, inmediatamente se está instalando los filtros pertinentes en la contraparte para que las palabras lleguen como deben llegar. 

La comunicación implica respeto, y con esto no quiero decir que se deba estar de acuerdo con todo lo que nuestro interlocutor diga, sino que es necesario evitar hacer juicios de valor que indispongan a la otra persona. 

Por último, recuerde que nadie nace aprendido y un líder debe saber comunicar. Trabajando profesionalmente en ello será posible que usted consiga sus resultados extraordinarios.

Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a ricardo.gomez@en-vivo.co cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar para lograr lo que quiere.

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