sábado, 22 de octubre de 2011

¡Ni más ni menos que nadie!


“Hay una manera de contribuir a la protección

de la humanidad, y es no resignarse.

Hace poco tuve la oportunidad de asistir a un festival de música en el cual participó un amigo mío que es compositor y guitarrista. Al acudir a saludarlo en el camerino me dijo que se sentía muy nervioso porque había visto pasar por el escenario a muchas personas que, consideraba, eran mejores que él.
En ese momento, y como si su inconsciente lo hubiera pedido, ocurrió algo increíble; uno de los músicos que trabaja con él lo abordó y le dijo: “¿Cómo es posible que usted se sienta inferior, habiendo llegado hasta aquí? No se sienta inferior, pero tampoco superior, ya que ellos no componen lo que usted compone y usted no interpreta lo que ellos van a interpretar… Es más, ellos no tocan como usted toca”.

A mi amigo le cambió la expresión completamente y salió al escenario empoderado. Esta experiencia me hizo recordar al director de orquesta, Benjamin Zander, quien, en una de sus alocuciones de coaching con música, intentaba hacer que un violinista se sintiera empoderado. A éste último le dio mucho miedo, su ‘loca de la casa’ se disparó y Zander, con total dominio, logró persuadirlo para que subiera al escenario y tocara, diciéndole: “Cada vez que salimos a escena, pensamos que no lo vamos a hacer lo suficientemente bien porque hay alguien que lo hace mejor. En la vida el tema no es de quién lo hace mejor o peor, sino de cómo es la contribución. En este sentido, nadie contribuye mejor que otro”.
La contribución es un aspecto muy valioso porque nadie contribuye mejor que otro; es un acto de fe, de generación de valor y de construcción de sociedad. Cuando hablamos de contribuir lo hacemos con el interés genuino de generar valor en otros, para que a otros les vaya bien. Yo siempre he pensado que en la medida que uno logre que a otros les vaya mejor, así mismo a uno le debe ir mejor. Es una consecuencia inmediata.

No existen tipos de contribución, todas generan beneficio de alguna forma. Hay tantos tipos de contribución como intenciones en las personas; unos consideran que la mejor forma de contribuir es dando dinero; otros, dando en especie; otros, haciendo sonreír; otros, no quejándose…No existe ninguna diferencia, siempre y cuando la intención de ayudar sea la misma.
Hay quienes se la pasan criticando a otros porque contribuyen; aquí lo importante es saber que esta es una acción absolutamente voluntaria, cada quien contribuye como lo considere pertinente y los que reprochan la forma de ayudar de otros, no necesariamente están agregando valor, así lo crean.

A este último tipo de personas les digo que siempre hacer algo en función de mejorar tiene mucho más mérito que no hacer nada, o peor aún, que destruir el valor que otros han construido.
¡No existen excusas! Quien no contribuye es porque realmente no quiere. Siempre habrá formas de hacerlo, sin importar si se tiene dinero o no, si se tiene tiempo o no, en fin.

Con esto lo quiero invitar a que confíe 100 por ciento en sus capacidades, en su preparación, su conocimiento, su instinto, en su disposición, en el amor que usted siente por las cosas que le gustan y en aquel valor que usted va a agregar con lo que hace. De esta manera no se sentirá menos que nadie… se sentirá ÚNICO.
Ricardo Gómez.

*Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a ricardo@evolvo.info y cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar o pensar en sus resultados extraordinarios. Le responderemos con múltiples opciones para que logre lo que quiere.

2 comentarios:

  1. Hay también quienes contribuyen pasivamente , porque aún si deciden no hacer nada y no aportar, de ellos se aprende respecto a lo que no se debe hacer en determinada circunstancia.

    ResponderEliminar